CONOCERSE A UNO MISMO, LA BÚSQUEDA DEL CAMINO PROPIO

Muchas veces escuchamos que cada uno de nosotros tiene que cumplir su propia misión en la vida, orientarse a alcanzar su verdadera vocación, pero ¿cómo hacerlo? ¿Cómo definir mi misión basada en la comprensión de quién soy en verdad y cuáles son mis verdaderas necesidades, las aspiraciones de mi alma…? ¿Cómo alcanzarlas? ¿Cómo vivir de acuerdo a mi propio verdadero “Yo”?
Muchas veces escuchamos que cada uno de nosotros tiene que cumplir su propia misión en la vida, orientarse a alcanzar su verdadera vocación, pero ¿cómo hacerlo? ¿Cómo definir mi misión basada en la comprensión de quién soy en verdad y cuáles son mis verdaderas necesidades, las aspiraciones de mi alma…? ¿Cómo alcanzarlas? ¿Cómo vivir de acuerdo a mi propio verdadero “Yo”?

Tenemos un don, un potencial. Si no vivimos de acuerdo con él, uno se traiciona a si mismo, y este potencial se desarrolla negativamente a través de los problemas con situaciones que vivimos o en mutua relación con los demás, o incluso en problemas con nuestra salud. Aparece agresividad porque no nos ven como somos; depresión cuando damos más importancia a otras personas; desprecio por nosotros mismos “no soy suficiente bueno, o no soy como me quieren ver”. Gran parte de esto está inspirado por nuestra infancia, pero ahora es nuestra vida y podemos elegir seguir viviendo en estas energías del pasado o sacar conclusiones de las situaciones de la infancia e ir más adelante hacia el desarrollo de nosotros mismos, , hacia la comprensión de nuestras prioridades y valores independientemente de cómo quieren vernos los demás, para no sentirnos incómodos. Es importante ir conociendo esas prioridades y valores de nuestra alma independientemente de los que prevalecen en este momento en la sociedad.

A veces es muy complicado no dejarse influenciar y resistir la presión de la sociedad e ir por nuestro propio camino, a la vez que construimos las relaciones en torno a uno mismo con armonía, para eso hay que aprender y saber vivir con el conflicto interior, por dentro, aceptando los extremos, pero sin expresar reclamaciones e insatisfacciones, ni ajustar el mundo a sí a uno mismo ni tampoco ajustarse al mundo traicionándose.

Es verdad que, a veces, estamos en situaciones donde los valores de una persona se establecen negando los valores de otra, esto crea un conflicto. Duele mucho no sentirse reconocido, y por eso queremos y solemos insistir en nuestra parte del conflicto. Pero tenemos que ganar coraje, ser valientes para reconocer los valores de otros con igualdad a los nuestros y permitir que coexistan.

Hay que darse cuenta interiormente de las tensiones que se producen por nuestros sentimientos, opiniones y deseos contrapuestos. Expresarlos en la vida exterior pero dar espacio a otros puntos de vista y a otras necesidades. Enfrentarse sin despreciar ni humillar. Entender que no existe lo correcto y lo incorrecto, solo existen maneras diferentes de vivir, formas diferentes de resolver las tareas de la vida; con claridad y con más paciencia podemos ver nuestra propia imperfección y permitirla existir con las imperfecciónes de otros. Cuando cambiamos el enfoque desde el “resultado” a lo que es el “proceso”, el proceso de la vida, el proceso de la comunicación, el proceso de la creatividad y el proceso de recibir el placer, la vida nos da lo mismo de vuelta hacia nosotros, nos acepta y nos da prosperidad.

Esto es un camino largo y no es fácil, el proceso de vivir, el proceso de ser consciente, ver la luz al final del camino, la luz que nos ilumina, aunque a veces nos encontremos con algunas partes de camino sin luz en plena oscuridad; pero merece la pena hacer este camino, merece la pena conseguir amar profundamente el mundo, la vida, a uno mismo y conseguir las maravillas que viven escondidas en nuestro interior.